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FACTORES DE LA LENGUA QUE PUEDEN FACILITAR LA INTEGRACIÓN

Cuando una persona se está decidiendo por un país o por otro para emigrar, la lengua del país de destino debería ser un factor esencial a tener en cuenta a la hora de tomar esta decisión. Se ha comprobado que tener cierto conocimiento de la lengua ayuda favorablemente a los inmigrantes a integrarse socialmente tanto en el ámbito laboral como en sus comunidades. Del mismo modo, conocer la lengua del país de acogida ofrece a los inmigrantes la oportunidad de  tener acceso a mejores oportunidades laborales y facilita su integración en la nueva cultura. Así pues, hay determinados aspectos de la lengua que deberían valorarse a la hora de elegir un país de destino. Estos aspectos son, entre otros, la proximidad entre lenguas, la distancia lingüística y la hipótesis del periodo crítico.

Uno de los criterios que tienen que ver con la inmigración es la proximidad de las lenguas. Los inmigrantes tienden a mudarse a países donde se habla su misma lengua o al menos donde consideran que la lengua es más fácil y próxima a la suya propia. Es un hecho que los inmigrantes que viven en países donde se habla su misma lengua encuentran más fácil la integración en la nueva cultura. También se ha comprobado que la gente que habla diferentes idiomas con las mismas raíces no encuentra muchas dificultades a la hora de aprender el nuevo idioma y, en consecuencia, integrase.

Como resultado y, en contraste con el concepto anterior, la proximidad de las lenguas se puede describir a través de otro término: distancia entre las lenguas. Este término hace referencia a cómo de diferente es un idioma de otro. No se puede medir con cifras exactas, pero sí a través del estudio de las raíces de las lenguas. El mejor modo de llevar esto a cabo es analizando lo que se conoce como similitud entre las lenguas. A la hora de aprender un nuevo idioma los hablantes intentan encontrar similitudes en ambos idiomas y hacer comparaciones entre estos. Este es el modo más común e inconsciente de aprender un nuevo idioma.

Por otro lado, otro factor interesante es la hipótesis del periodo crítico que se basa en la idea de que los primeros años de vida son la etapa crucial en la que las personas aprenden con más facilidad una lengua. Esto se debe a que algunos aspectos lingüísticos se ven más afectados por la edad del aprendiz que otros. Por consiguiente, en la mayoría de los casos, los inmigrantes de temprana edad son los que consiguen integrarse de forma más sencilla gracias a que aprenden la lengua más rápido y tienen un mayor contacto con los hablantes de esa lengua gracias a su escolarización. Tras considerar estos aspectos, se podría decir que el desarrollo de una lengua y las relaciones sociales se alimentan el uno del otro: cuando alguien se siente confiado con una lengua resulta más fácil para esa persona relacionarse con otras personas; del mismo modo, cuando alguien está aprendiendo una lengua y tiene la oportunidad de relacionarse con los hablantes de esa lengua, esa persona va a mejorar sus conocimientos de la lengua con más facilidad.  

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